En cualquier conflicto armado existe una cara y una cruz y la guerra de Ucrania lo ha vuelto a demostrar. Mientras miles de vidas se pierden en el frente, la industria armamentística se enriquece: solo en Estados Unidos, se llevará 400.000 millones de dólares, casi la mitad del nuevo presupuesto de Defensa.
El director del IECAH, Jesús Núñez Villaverde, apunta que, desde la industria de las armas, "toda guerra se utiliza por un lado como laboratorio de nuevas armas y por otro lado como un escaparate para intentar adquirir nuevos clientes".
Esta guerra ha puesto de manifiesto la necesidad de aumentar la fabricación de munición y EEUU ha impulsado su producción a niveles no vistos desde la Guerra de Corea. El país norteamericano estima gastar 1.000 millones dólares al año durante 15 años para modernizar las fábricas de munición. En cifras, el país ha pasado de fabricar más de 14.000 proyectiles al mes antes de la guerra a multiplicar por seis su producción, llegando a 90.000 en 31 días.
11 meses de conflicto en los que el Pentágono ha hecho una estimación de todo el armamento que ha enviado a Ucrania: más de 100 millones de municiones y proyectiles de artillería, 46.000 armas antitanque, 1.600 misiles antiaéreos Stinger y 8.500 Javelin para destruir blindados, armas claves en la contraofensiva.