En Nepal entran en las horas más críticas y empieza a agotarse la paciencia: llevan cuatro días durmiendo al raso y sin recibir ninguna ayuda. El Gobierno admite errores en su respuesta tras el desastre y la esperanza reside ahora en el operativo de Naciones Unidas. El reto, titánico, es dar asistencia médica y humanitaria a los 8 millones de afectados y evitar la propagación de enfermedades.