En Gaza, un niño de cinco años ha tenido que ser enterrado por su familia, tras fallecer por los ataques israelíes. Con él, ya son tres los menores muertos en las últimas horas. Entre los últimos fallecidos, un dirigente de la Yihad Islámica.
Ambos bandos continúan con los ataques e Israel ya ha aumentado su ofensiva, ahora con barcos de guerra, bombardeando objetivos de Hamás por mar.
Además, un centro de prensa ha dejado seis periodistas heridos. A uno de ellos, un fotógrafo, le han tenido que amputar una pierna. En Tel Aviv, de nuevo se han activado las sirenas. Ya son más de 700 los cohetes lanzados desde Gaza y casi 1.000 desde el ejército hebreo.
La OMS ya ha pedido ayuda para conseguir medicinas, que escasean, al igual que los alimentos, ya que miles de ciudadanos no se pueden permitir su alto precio.
En Belén (Cisjordania), han homenajeado con cánticos a las víctimas mortales palestinas. Desde Tel Aviv, ven la ofensiva israelí como una estrategia electoral, para distraer a la población de las injusticias sociales y la economía.
El mundo se manifiesta para que Gaza no se convierta en una carnicería. Pero parece que la situación está en manos del presidente egipcio Mohamed Mursi. La Liga Árabe ha acordado la condena de la agresión israelí y ha pedido el envío de una delegación diplomática a Gaza.
Mursi pertenece a un partido aliado de Hamás, pero sabe que no puede tensar la cuerda mientras Estados Unidos apoye a Israel. Hoy Obama ha vuelto a insistir en defender a Israel.