La vida de niños y niñas que tuvieron que huir de la guerra en Ucrania ha cambiado por completo en solo dos años. Es el caso de Sofía, que vino a España cuando comenzó el conflicto. Desde entonces, su colegio, sus amigos y el pueblo en el que vive ya no es el mismo.
Y todo porque, como muchos otros menores, tuvo que dejar su país en busca de paz. Sin embargo, el recuerdo de su tierra sigue presente. Por este motivo, una escuela ucraniana en Madrid enseña a niños de todas las edades a aprender en su idioma para recordar sus raíces. Aprenden sobre literatura, geografía e incluso la historia de la invasión.
No obstante, la guerra ha afectado su salud mental, y ahora, tras dos años, lo más importante es su adaptación. Una normalidad que no viven los niños en Ucrania, porque ver los colegios destrozados y estudiar en refugios no ayuda a socializar. De hecho, afirman las organizaciones humanitarias, tienen consecuencias en su desarrollo social.