El incendio iniciado el 15 de abril en la catedral parisina de Notre Dame generó una emoción compartida por la aparente fragilidad de un símbolo que trasciende fronteras. Dos meses después, Francia aún tiene pendiente la investigación que está llamada a esclarecer las causas de la tragedia y la ratificación de una ley que permita gestionar una reconstrucción a la que el Gobierno por ahora no se atreve a poner cifras.
A día de hoy se desconocen las "necesidades reales" en términos de financiación, a la espera de saber cuál es la magnitud exacta de los destrozos. Un primer análisis permitió al menos descartar daños en tesoros patrimoniales como el rosetón, el principal altar, el órgano y varias estatuas, pero las amenazas persisten, como ha apuntado De Laboulaye.
La caída de la aguja ha dejado tres grandes huecos en la bóveda y la ausencia del peso de la cubierta hace temer por la estabilidad de los arbotantes. Los efectos de la lluvia en el interior han quedado solventados con una lona, pero el embajador ha advertido también de que preocupa la posible entrada de viento y los efectos que pueda tener para la estructura.
Otra tarea pendiente es la de la descontaminación de la zona, afectada por el plomo consumido durante el incendio. "Hay que descontaminar la catedral y todo el barrio", ha aseverado De Laboulaye, que ha reconocido que por ahora no hay un plan confirmado sobre la mesa para recuperar los oficios religiosos, aunque sea en las inmediaciones.
El incendio generó una "emoción compartida en todo el mundo", traducida después en una ola de solidaridad que suma ya varios cientos de millones de euros en donaciones, "esencialmente" procedentes de Francia, según el responsable de coordinar dicha movilización.
El Gobierno ha planteado una ley para articular estas tareas que espera tener promulgada a mediados de julio y que plantea excepciones a la actual regulación en materia de medio ambiente y licitaciones públicas, así como cambios de índole fiscal. Las donaciones inferiores a 1.000 euros podrán beneficiarse de una exención del 75% -y no del 66% actual- y no se computarán en caso de que, sumadas a otras ayudas, se supere el umbral máximo establecido para tener derecho a deducciones.
De los 650 millones prometidos por particulares y empresas, las cuatro organizaciones que tienen el beneplácito del Gobierno para gestionar las donaciones han recibido únicamente 80 millones, menos del 10 por ciento del total, según un análisis publicado esta semana por Franceinfo.
De Laboulaye, que prevé realizar una gira europea en busca de posibles benefactores, ha afirmado que durante una reciente visita a Estados Unidos pudo conocer a un veterano de la Primera Guerra Mundial que participó en el Desembarco de Normandía. Notre Dame le dejó "una marca para siempre" tras recuperar París y, aunque no profesa el cristianismo, ha prometido 10 millones de dólares.
El embajador galo ha asumido que el sector privado será clave para recuperar un templo con el que muchos tienen una "relación personal". "Todo el mundo está de acuerdo en que si no recurrimos al sector privado no podremos mantener el patrimonio", ha advertido, a pesar de reconocer que puede suponer un "choque cultural" para una sociedad que no está tan acostumbrada al mecenazgo como pueda ser la estadounidense.