Se ha convertido en una de las citas más esperadas no solo por los periodistas en EEUU. La cena de corresponsales de la Casa Blanca en la que el presidente Barack Obama se convierte, por unas horas, en un showman. El presidente se ha reído de sí mismo, de la reforma sanitaria, de sus contrincantes y de un año que le ha dejado en niveles mínimos de popularidad.