Cada dos minutos muere una mujer en el mundo por problemas en el embarazo o el parto. Es la demoledora estimación que arroja un informe sobre la mortalidad materna elaborado por varios organismos de la ONU, que advierte de retrocesos "alarmantes" en la salud de las mujeres en los últimos años.
El estudio 'Tendencias en la mortalidad materna', que cubre el periodo de 2000 a 2020, revela que en ese último año se registraron unas 287.000 muertes maternas en todo el planeta, tan solo un ligero descenso con respecto al dato de 2016, cuando se pusieron en marcha los Objetivos de Desarrollo Sostenible y se contabilizaron 309.000.
Así, y aunque entre 2000 y 2015 se produjeron avances considerables para reducir estas muertes, desde entonces se han estancado e incluso retrocedido en algunos casos. De hecho, en dos de las ocho regiones de la ONU, la tasa de mortalidad materna incluso ha aumentado en los últimos años: en Europa y América del Norte, subió un 17% entre 2016 y 2020, así como un 15% en América Latina y el Caribe.
Por otra parte, la pandemia podría haber frenado aún más los avances, pero, puesto que la serie de datos finaliza en 2020, habrá que esperar para constatar sus verdaderos efectos en la mortalidad materna. Con todo, las infecciones por COVID-19 pueden incrementar los riesgos durante el embarazo, advierte Naciones Unidas, que insta a los países a garantizar el acceso de las mujeres a la vacuna y una atención prenatal adecuada.
El informe revela además la necesidad acelerar considerablemente los progresos en este ámbito para cumplir las metas mundiales de reducción de las muertes maternas. De lo contrario, la vida de más de un millón de mujeres está en riesgo de aquí a 2030.
Zonas pobres y en guerra, donde el embarazo es más peligroso
La mortalidad materna, según las agencias de la ONU, sigue concentrándose sobre todo en las zonas más pobres del mundo y en aquellos países asolados por el conflicto. En 2020, aproximadamente el 70% de todas estas muertes ocurrieron en África Subsahariana. Además, en nueve países con graves crisis humanitarias la tasa duplicó con creces el promedio mundial: 551 muertes maternas por cada 100.000 niños nacidos vivos, frente a 223 en el ámbito mundial.
Las principales causas de la mortalidad materna son las hemorragias graves, la hipertensión, las infecciones relacionadas con el embarazo, las complicaciones en abortos practicados en condiciones de riesgo y las afecciones subyacentes que pueden agravarse en el embarazo, como el VIH y el Sida o el paludismo. En este sentido, desde la OMS recalcan la importancia de la atención primaria para atender las necesidades de mujeres y advierte de que su infrafinanciación, la falta de trabajadores capacitados y la debilidad de las cadenas de suministro de productos médicos ponen en peligro los avances.
A este respecto, las agencias de Naciones Unidas señalan que un tercio de las mujeres no llegan a recibir ni siquiera cuatro de los ocho controles prenatales recomendados ni atención posnatal esencial, mientras que unos 270 millones no tienen acceso a métodos modernos de planificación familiar. Las desigualdades relacionadas con los ingresos, la educación, la raza o el origen étnico, advierten, incrementan aún más los riesgos para las mujeres embarazadas marginadas.
El acceso a la salud, esencial para frenar la mortalidad materna
A la luz de este informe, el director de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha lamentado que el embarazo "sigue siendo por desgracia una experiencia increíblemente peligrosa para millones de mujeres de todo el mundo". Los nuevos datos, sostiene, revelan "la necesidad urgente de garantizar" el acceso a servicios de salud esenciales "antes, durante y después del parto" y que las mujeres "puedan ejercer plenamente sus derechos reproductivos".
Para la directora ejecutiva de UNFPA, Natalia Kanem, la cifra de más de 280.000 defunciones en un solo año "es inadmisible". "Es inaceptable que tantas mujeres sigan muriendo innecesariamente durante el embarazo y el parto", ha aseverado, reclamando inversiones en planificación familiar y personal de atención al parto. "Tenemos las herramientas, el conocimiento y los recursos para poner fin a las muertes maternas prevenibles; lo que necesitamos ahora es voluntad política", ha aseverado.
Por su parte, la directora ejecutiva de UNICEF, Catherine Russell, ha reivindicado que "ninguna madre debería temer por su vida al traer un bebé al mundo", reclamando que se ofrezca a todas las madres "la oportunidad justa de un parto seguro y un futuro saludable con su familia".
John Wilmoth, director de la División de Población del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales, ha incidido en que reducir la mortalidad materna es aún "uno de los retos más urgentes en la salud mundial" y ha reclamado "esfuerzos nacionales e internacionales sostenidos y compromisos inquebrantables" para poner fin a esta lacra: "Tenemos la responsabilidad colectiva de velar por que toda madre, dondequiera que esté, sobreviva al parto, y por que ella y sus hijos salgan adelante", ha añadido.