La misión de la OTAN en Afganistán cedió a las autoridades afganas, tras varios retrasos, el control total de la prisión de Bagram, ubicada cerca de una base militar de EEUU próxima a Kabul.

El traspaso fue certificado en una ceremonia simbólica en la que el ministro afgano de Defensa, Bismilá Jan Mohamadi, y el general Dunford firmaron un memorando de entendimiento en el que se garantiza por mutuo acuerdo "el tratamiento justo y humano de los detenidos".

Situada a unos 60 kilómetros al norte de Kabul, en la provincia de Parwán, el centro penitenciario alberga a muchos cabecillas de la insurgencia talibán, y ha sido utilizado como la mayor y más importante prisión de EEUU en Afganistán.

En septiembre de 2012, la ISAF entregó parte del control de Bagram, incluidos unos 3.000 reclusos, a las autoridades afganas, aunque 600 prisioneros, los más peligrosos, continuaron bajo la tutela de militares estadounidenses.

La prisión de Bagram ha sido objeto de varias controversias desde la invasión del país centroasiático en 2001, liderada por las fuerzas estadounidenses. Organizaciones defensoras de los derechos humanos como Amnistía Internacional han denunciado con frecuencia que EEUU ha recluido en ese centro a centenares de personas, entre ellas menores de edad, sin acceso a abogados ni a tribunales.