El papa Francisco ha comenzado las reuniones que mantendrá durante tres días con el Consejo de ocho cardenales que ha instituido para que le ayuden en su propósito de reformar la Curia, el gobierno de la Iglesia católica. "Esperemos que el trabajo que empezamos nos haga a todos más humildes, más dóciles, más pacientes y nos de más confianza en Dios, para que así la Iglesia pueda dar buen testimonio a la gente y viendo a esta Iglesia sientan ganas de venir hacia nosotros", dijo el papa en la homilía de la misa que celebra en la residencia de Santa Marta y que concelebró con los ocho cardenales del Consejo.
En estos tres días, el papa y los ocho cardenales, Giuseppe Bertello, Francisco Javier Errázuriz Ossa, Oswald Gracias, Reinhard Marx, Laurent Monsengwo Pasinya, Sean Patrick O'Malley, George Pell y Andrés Rodríguez Maradiaga, permanecerán reunidos en sesiones de mañana y tarde, a excepción del miércoles cuando el pontífice abandonará los trabajos para participar en la audiencia general.
Este llamado "G8 de la Iglesia" está considerado "como un nuevo instrumento de consulta" con el que podrá contar el papa durante su pontificado. Su misión será, además de "estudiar un proyecto de revisión de la Constitución Apostólica Pastor Bonus sobre la Curia Romana", aconsejar al papa en otros temas del gobierno de la Iglesia. En este sentido, Francisco aseguró que el defecto de la Curia romana es que se ocupa demasiado del Vaticano y se olvida del resto del mundo, en una entrevista que concedió al diario "La Repubblica".
La Curia "tiene un defecto: es Vaticano-Céntrica. Ve y se ocupa de los intereses del Vaticano y olvida el mundo que le rodea. No comparto esta visión y haré de todo para cambiarlo", dijo el papa en la entrevista al fundador del rotativo, Eugenio Scalfari. La oficina de prensa del Vaticano ha dejado claro que este G8 de cardenales se creó para "ofrecer consejo al papa, pero no tomará alguna decisión propia".
En la mesa de los ocho cardenales y del papa Francisco ya hay cerca de 80 informes, y también se examinarán otros documentos entregados por los jefes de los dicasterios, los ministerios que forman la Curia romana, con quienes Jorge Bergoglio se reunió hace algunas semanas. Los cardenales están obligados a no hacer declaraciones sobre los argumentos tratados estos días y tampoco se darán ruedas de prensa o comunicaciones. Para que se vean los cambios auspiciados por el papa Francisco tendrá que pasar aún bastante tiempo. A esta primera ronda de reuniones le seguirán otras aún sin fecha.