Cuando ha llegado la homilía, ha reaparecido el hombre acostumbrado a hablar con la gente. Sin apenas apuntes, gesticulando y pidiendo "movimiento en la Iglesia".

"Nosotros podemos caminar todo lo que queramos, podemos edificar muchas cosas, pero si no proclamamos a Jesucristo, la cosa no funciona. Nos convertiremos en un ONG piadosa, pero no en la Iglesia, la esposa del Señor. Cuando no se camina, se detiene todo", afirmó el papa, que habló sin seguir un discurso escrito.

Sólo han sido siete minutos de homilía y cuando ha tocado darse la Paz, sonreía encantado, porque Francisco viene con un nuevo estilo. Esta mañana, por ejemplo, ha entrado en Santa María la Mayor por un lateral y sin ningún tipo de ceremonia. Más o menos se ha ajustado a lo que le decían hasta que ha tropezado con un grupo de estudiantes de un Colegio Mayor cercano y ha vuelto a buscar el contacto. Hasta le han pedido que bendijera la tripa de una embarazada.

Un nuevo papa con una espontaneidad de la que la policía vaticana, responsable de su seguridad, dice que ya está  tomando nota.

En la homilía, el papa destacó también que cuando los fieles caminan sin la Cruz, edifican sin la Cruz y profesan sin la Cruz, "no somos discípulos del Señor".

Sobre la obligación de proclamar a Jesús, el nuevo papa aseguró que "quien no reza al Señor, reza al diablo, ya que cuando no se proclama a Cristo, se proclama la mundanidad del diablo, del demonio".

A la misa han asistido los 114 cardenales que ayer le eligieron pontífice y numerosos purpurados octogenarios. La misa se ha desarrollado en latín, con algunas lecturas en italiano y el papa Francisco ha oficiado vestido de blanco, con la mitra y el báculo. Los cardenales también vestían de blanco, con la excepción del bonete rojo.