El papa Francisco llegó a Roma procedente de la isla griega de Lesbos en un avión en el que le acompañaron doce refugiados que serán acogidos y mantenidos en el Vaticano. Francisco reclamó al mundo que asuma la responsabilidad y ayude a millones de refugiados que huyen de sus países y, en un "signo de acogida", como lo calificó la Santa Sede, volvió a Roma con doce de ellos.