Durante la misa "por la paz y la reconciliación" en la catedral de Myeongdong de Seúl, el pontífice ha señalado: "Recemos para que surjan nuevas oportunidades para el dialogo y para resolver las diferencias".

Francisco ha recordado que los coreanos sufren "una experiencia de división y conflicto que ha durado más de 60 años". Además, ha afirmado que "la cruz de Cristo revela el poder de Dios para superar cada división, curar cada herida y restablecer los lazos originales de amor fraternal".

El pontífice ha apelado a "la generosidad de proveer asistencia humanitaria a aquellos que la necesitan" y a "un mayor reconocimiento de que todos los coreanos son hermanos y hermanas, miembros de una misma familia".

Jorge Mario Bergoglio ya hizo referencia a la división de las dos Coreas el pasado jueves en la primera jornada de su visita, en la que hizo un llamamiento a "buscar la paz" y "derribar los muros de la desconfianza".

La última misa ha contado con la asistencia de un millar de personas, así como 700 miembros y empleados de las 16 diócesis de Corea del Sur.

La presidenta Park Geun Hye también ha acudido a la ceremonia junto con medio centenar de estudiantes de secundaria que, según los organizadores, son "el futuro de la Iglesia y la sociedad".

También han acudido ocho inmigrantes que representan a las familias multiculturales y siete ancianas víctimas de la esclavitud sexual del Imperio Japonés durante la II Guerra Mundial.

Asimismo, asistieron cinco refugiados norcoreanos y cinco familiares de ciudadanos secuestrados por Pyongyang.

A la misa en Myeongdong, le seguirá una ceremonia de despedida que pondrá fin a la visita del papa a Corea del Sur, que se considera histórica al ser la primera en 25 años de un papa a este país que alberga a más de cinco millones de católicos, más del 10% de su población.