La plaza Taksim de Estambul, convertida en icono de la revuelta, vivió una jornada festiva y fue punto de llegada de varias marchas masivas, cuando se cumple una semana de manifestaciones populares.
Menos pacífica fue la situación en Ankara, la capital, donde se registraron nuevos choques entre agentes y manifestantes, los más graves desde hace tres días, cuando los antidisturbios emplearon gases lacrimógenos y cañones de agua para impedir que varias marchas llegaran a la céntrica plaza Kizilay.
En Estambul, miles de mujeres pidieron la dimisión del primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, en una marcha por la avenida Istiklal que desembocó en Taksim, con lemas contra el sexismo y a favor de la igualdad, así como críticas contra la deriva conservadora del Gobierno.
Los eslóganes mezclaban la reivindicación con el humor: 'Corre, Tayyip, que vienen las mujeres' o 'Cállate, Tayyip, que ahora hablan las mujeres'. La protesta recibió los aplausos de numerosos viandantes en la avenida comercial.
"La gente está enfadada con el primer ministro, pero las mujeres están más enfadadas aún, porque desde hace diez años son el blanco de ataque de todos sus discursos, como cuando quiso prohibir el aborto", aseguró Asli Goymen, una de las manifestantes.
En una inédita muestra de unidad, los hinchas de los tres principales clubes de fútbol de Estambul, Besiktas, Galatasaray y Fenerbahce, protagonizaron una marcha hacia Taksim en la que avanzaron juntos con algunos de ellos enarbolando carteles de "Estambul United" y lanzando cánticos contra el Gobierno.
Los manifestantes, especialmente los de Taksim, no parecen tener la menor intención de dejar sus protestas "de inmediato", tal como exigió Erdogan el viernes.
Erdogan también ha calificado a los manifestantes de "saqueadores" y "vándalos" y dijo que personas con antecedentes "terroristas" están entre ellos.
Tras las palabras de Erdogan hubo cierto nerviosismo sobre un próximo desalojo policial, algo que desmintió el Gobernador de Estambul, Hüseyin Avni Mutlu, al negar planes para vaciar la plaza, a la que los agentes no entran desde hace una semana.
La plataforma cívica que comenzó las protestas contra la demolición de un parque cercano a Taksim reclamó la dimisión del Gobernador de la ciudad y de sus homólogos de Ankara y de la provincia de Hatay, a los que acusan de ser responsables de la brutalidad de la Policía contra los manifestantes.
Además exigen la liberación de los detenidos, la prohibición de los gases lacrimógenos y que se anule el plan para derribar el parque, detonante de la oleada de manifestaciones.
Hüseyin Celik, portavoz del partido gubernamental de tendencia islamista moderada AKP, aseguró a los medios que no habría ceses y desmintió los rumores sobre unas posibles elecciones anticipadas antes de las previstas en 2015.
"Afortunadamente, no hay motivos para convocar elecciones anticipadas", dijo Celik, tras una reunión del partido a la que acudió Erdogan.
El representante del AKP volvió a insistir en que tras las protestas está la oposición, que pretende echar sombra sobre los éxitos del Gobierno, como la apertura de un proceso de paz con la guerrilla kurda o la eliminación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional.
Hasta ahora las protestas han dejado tres muertos, (dos manifestantes y un policía) tres personas en coma y más de 4.000 heridos.
Las manifestaciones han aunado a una gran parte de las clases medias urbanas y laicas, que consideran que el Gobierno invade el espacio privado al limitar el consumo de alcohol o el aborto, o pedir a las mujeres que tengan más hijos.
En el parque Gezi, origen de la revuelta, convive un microcosmos cuyo principal nexo es su oposición a Erdogan.
Allí se encuentran los nacionalistas laicos turcos, junto a activistas kurdos, diversos grupúsculos izquierdistas, feministas, ecologistas, hinchas de fútbol, junto a minorías étnicas, como la armenia, o religiosas, como la aleví, entre muchos otros.
Todos ellos consideran que el estilo de Erdogan, que gobierna desde 2002, se ha vuelto autoritario con el paso de los años.