La plaza Tahrir, símbolo de la Primavera árabe egipcia, se ha vuelto maldita para las mujeres. Una periodista francesa ha sido atacada en pleno directo. Una masa de degenerados se la lleva, la desnuda e intenta violarla. Un compañero logró salvarla a tiempo. Ahora, ya a salvo, temer volver a su puesto de trabajo. Es lo que pretenden quienes intimidan, manosean y agreden a las mujeres en Egipto.
La reportera estadounidense Lara Logan no tuvo tanta suerte. La corresponsal de la CBS vivió el día de la caída de Mubarak como una verdadera agonía. "Cuando me quitaron la ropa recuerdo mirar hacia arriba y ver como me estaban fotografiando con sus móviles", relata Logan.
Los casos conocidos son los que nos llegan, pero éstos son en realidad la punta del iceberg de lo que viven las egipcias día a día. Más del 80% de ellas han sufrido alguna vez abusos sexuales. Y cuanto más luchan por su libertad, más agresiones. Una táctica que pretende violar su cuerpo para doblegar las mentes de unas mujeres que han demostrado una valentía absolutamente indomable.