Son 300 policías experimentados, pero no pueden evitar que le prendan fuego a un camión. Han entrado a las 6:30 de la mañana hora española con la excusa de quitar carteles, pero han acabado luchando contra grupos de resistencia pacífica.
Un hombre se ha colado bajo un vehículo policial para intentar detenerlo, mientras otros trataban de devolver el golpe con piedras. Difícil lo tenían contra el apabullante y desmesurado desfile policial.
Los agentes han sido movilizados desde todos los puntos de Turquía, Algunos, según ha denunciado su sindicato, llevan trabajando más de cien horas seguidas y no tienen ni un lugar para dormir.
Su consigna, al menos abiertamente, era evitar heridos, aunque al final ha habido dos. Todo un órdago que puede encender otra vez esta protesta que dura ya once días.
Erdogan afirma que se reunirá con la sección ecologista de los manifestantes, pero quita cualquier legitimidad al resto. Ha tenido la vista de no tocar el campamento del parque Gezi en su afán por despejar la plaza de ideas, pero también de esas barricadas, que parecían un espejismo en pleno Estambul, y que se han rendido ya a los dientes de las excavadoras.