Ambos son aliados de Estados Unidos en la lucha contra Daesh, pero ahora los kurdos y los turcos se atacan mutuamente en Siria. El punto de inflexión fue la entrada de las milicias kurdas en Manbij, hasta entonces, en manos de los yihaditas.
Estas guerrillas son la primera línea en la lucha contra Daesh y han ido llenando el vacío a medida que los terroristas pierden terreno. La toma de Manbij supuso cruzar una línea roja, la que marca el Éufrates, la frontera natural de los territorios kurdos en Siria.
Algo inaceptable para Turquía, cuyo ejército ha entrado por primera vez en Siria apoyando a los rebeldes en la toma de Jarablus. "Lo que teme Turquía es que la expansión territorial en su frontera pueda dar más alas al PKK", afirma Eduard Soler, del Centro de Estudios Internacionales de Barcelona.
Porque el sur de Turquía es una zona de mayoría kurda que lleva décadas reclamando un estado propio. Un conflicto que viene de lejos y que ahora se libra en suelo sirio. Lo que teme Estados Unidos es que comprometa la lucha contra Daesh, pero también podría suponer una ventaja para Assad.
"Tanto desde Daesh como desde Damasco se va a intentar aprovechar esta crisis abierta para intentar debilitar a los rivales", explica Soler. Un conflicto más que se suma al ya de por sí complicado escenario sirio y se convierte en otro obstáculo para poner fin a una guerra que dura más de 5 años.