Reunión de máximo nivel y con todas las miradas fijas en Ginebra. Joe Biden, presidente de Estados Unidos, y Vladimir Putin, su homólogo en Rusia, se han visto cara a cara en su primer encuentro como líderes. El objetivo, que no por ser claro es menos complejo, es mejorar en lo posible las siempre turbulentas relaciones entre ambos países. Todo con la idea de reducir la tensión en los diferentes frentes que mantienen abiertos e incluso de alcanzar cierto consenso en áreas complejas frente a los desacuerdos actuales.

Aun así, ambos mandatarios han llegado la Villa La Grange con la intención de no dar su brazo a torcer -al menos abiertamente- y mostrarse firmes ante su histórico 'rival'. La Administración Biden no quería caer en lo que, a excepción de Trump, ha sido la práctica común de los presidentes de EEUU que han tratado directamente con Putin. Es decir, que más que un esfuerzo por resetear y reconectar una relación pendiente de un hilo, los dos tenían claro la necesidad de centrar la reunión en los problemas más urgentes.

La cumbre en Ginebra acabó tras finalizar su reunión ampliada, en la que participaron varios consejeros de cada parte. El primero al que se vio salir de la Villa de la Grange, donde se desarrolló el encuentro, fue a Biden. La reunión duró algo menos de cuatro horas y, como estaba previsto, el presidente Putin fue el primero en ofrecer una rueda de prensa en una área levantada para este fin al lado de la mansión donde se desarrolló el encuentro y que está ubicada en un parque de 30 hectáreas en una céntrica zona de Ginebra.

Putin: "No hubo hostilidad"

El presidente de Rusia valoró positivamente la cumbre y afirmó que "no hubo ninguna hostilidad" pese a las discrepancias existentes. "Considero que no hubo ninguna hostilidad. Al revés. Nuestro encuentro transcurrió en una clave de principios, nuestras valoraciones difieren en muchos aspectos. Pero desde mi punto de vista, ambas partes demostraron el deseo de comprender el uno al otro y de buscar un acercamiento de las posiciones", afirmó.

El mandatario ruso añadió que "la conversación fue muy constructiva". "Los temas era conocidos por todos: la estabilidad estratégica, la ciberseguridad, los conflictos regionales, las relaciones comerciales. También hablamos sobre la cooperación en el Ártico", indicó.

Además, Putin, anunció que los embajadores de EEUU en Moscú y de Rusia en Washington, John Sullivan y Anatoli Antónov, respectivamente, regresarán a sus lugares de trabajo próximamente. "Con respecto al regreso de nuestros embajadores a su lugar de trabajo, el de EEUU a Moscú y el nuestro a Washington, hemos acordado que vuelvan a sus labores", señaló

De "no tener alma" a "asesino"

Esta cita ha supuesto el mayor desafío diplomático de Biden desde que llegó a la presidencia de Estados Unidos el pasado mes de enero. Lejos de comenzar su mandato intentando acercar posturas con Rusia, no ha dudado en situar a Putin en frente, llegando a acusarle directamente de "asesino". Sucedió en marzo de este mismo año. Después de que se desclasificara un informe de la Oficina del Director Nacional de Inteligencia que ratificó los esfuerzos de Moscú por interferir en las elecciones presidenciales, Biden no se contuvo.

El presidente de EEUU aseguró que Rusia "pagará un precio", sin especificar aún cuál será pero prometiendo que se vería en breve, y afirmó creer que Putin es un "asesino". Un ataque que no toleró el presidente ruso. Solo un día después de las declaraciones de Biden, le instó a "mirarse en el espejo", señalando que las personas "siempre proyectan en otros lo que piensa de sí mismas".

Tras la reunión, el presidente de Estados Unidos ha calificado como "productivo" el encuentro con su homólogo ruso, en el que ha llamado a favorecer la cooperación entre ambos países frente al conflicto. Ha adelantado que si no logran avanzar en la agenda bilateral que han establecido "en tres o seis meses", podrían volver a reunirse.

Los próximos meses, por tanto, serán una "prueba" para comprobar si la reunión de este miércoles ha servido para acercar posturas, mientras que el jefe de la Casa Blanca ha indicado que "el tono de la reunión ha sido muy productivo y positivo", a pesar de que hay algunos puntos "en los que no estuvimos de acuerdo", que sin embargo no han producido tensión entre ambos. En relación a la importancia de este encuentro cara a cara, Biden ha explicado que era necesario reunirse en persona con su homólogo para "que no pudiera haber errores o tergiversaciones sobre lo que se quería comunicar".

"Hice lo que vine a hacer", ha añadido, tras lo que ha enumerado los logros de la reunión, "identificar áreas de trabajo práctico" para promover el interés mutuo, "comunicar directamente que Estados Unidos responderá a acciones que perjudiquen" sus intereses o los de sus aliados y "exponer claramente las prioridades y valores" del país.