El primer ministro neozelandés ha acusado a algunos de los habitantes del país de no tener una ética de trabajo disciplinada, e incluso, de tener problemas con las drogas.

"Vaya y pregunte a los empleadores, van a decir que algunas de estas personas no van a pasar una prueba de drogas y otras no volverán a trabajar, algunas de estas personas dirán que tienen problemas de salud", declaró el político.

Sus palabras se produjeron en una comparecencia para analizar las altas cifras de inmigración en el país, ya que según los últimos datos, 69.000 han llegado al país.