El palio es una estola confeccionada con lana de cordero que simboliza al Salvador, que encontrando al hombre como la oveja descarriada lo carga a sus espaldas. Mide 2,60 metros de largo y 11 centímetros de ancho. Ha sido tejido con lanas de ovejas y corderos y sobre el mismo han sido colocadas cinco cruces rojas, que recuerdan las cinco llagas de Cristo, con alfileres, que recuerdan los clavos de la cruz. Acaba con unos flecos negros, que simboliza la pezuña del cordero.

El anillo .del Pescador, en plata dorada, lleva inciso al Apóstol Pedro con las llaves y sujetando las redes para pescar. Francisco lo llevará hasta su muerte o renuncia, cuando el camarlengo se lo retire y lo machaque o anule para que nadie pueda usarlo y a la vez para simbolizar el final del Papado.

Después se realizó el rito de la obediencia. Seis cardenales -dos de la orden de los obispos, dos de la de los presbíteros y dos de la de los diáconos- en nombre de los 207 que conforman el Colegio Cardenalicio, le han mostrado obediencia.

Se trata de los purpurados Giovanni Battista Re y Tarcisio Bertone por la orden de los obispos, Joachim Meisner y Ricardo Vidal por la de los presbíteros y Renato Martino y Francesco Marchisano por la de los diáconos.

La misa, la de la festividad de San José, patrón de la Iglesia, la oficia el papa Francisco y la concelebran todos los cardenales. También ofician el secretario del Colegio Cardenalicio, Lorenzo Badisseri; el prepósito de la Compañía de Jesús, el español Adolfo Nicolás, y el General de los Franciscanos, el también español Javier Rodríguez Carballo.

Las lecturas se han realizado en inglés y español, el Evangelio en griego y la comunión la han impartido 500 sacerdotes. Francisco ha pronunciado la homilía en italiano y no impartió la comunión. Al final de la ceremonia se cantó un Te Deum de acción de gracias y no ha habido ángelus.

Posteriormente se han realizado los saludos al papa. Al recibir a los Príncipes de Asturias, han charlado sonrientes y Francisco I se ha interesado por el estado de salud de Don Juan Carlos. Después le ha lelgado el turno al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que llegaba acompañado de su mujer, aunque el encuentro ha sido más breve que con otros líderes. Acto seguido ha recibido a otros mandatarios, entre ellos Ángela Merkel, Dilma Roussef, Correa, etc.

Una anécdota significativa ha sido la asistencia del actual patriarca de la iglesia ortodoxa, gesto que no había producido desde el siglo XI.

El encuentro más frío se ha producido cuando le ha llegado el turno al líder de Zimbabwe, Mugabe, que tiene prohibido entrar en la Unión Europea por las sanciones por su violación de los Derechos Humanos, aunque se le ha permitido en este caso al tratarse de un evento religioso. Para finalizar el evento, el papa Francisco  ha vuelto a insistir en su mensaje de humildad.