Es como devolver un pedido hecho por error a la tienda online favorita: uno (o una) se acerca a un buzón, generalmente en un callejón o acera poco transitada, lo abre, deja a la criatura dentro, recoge unos papeles... y ya. Así de 'fácil'. De los creadores de "prohibido abortar, ¡sí a la vida!"... llegan los buzones para dejar los bebés que las autoridades obligan a tener.
"Cierra la puerta y se va. Con seguridad y sin que le juzguen. Anonimato asegurado", aseguran los promocionales de la ONG 'Safe Haven Baby Boxes', que desde 2016 ha puesto 141 de estos buzones en nueve estados. "El aire dentro está regulado, y hay sensores, para asegurarnos de que el bebé esté bien", explican. Inmediatamente, alarmas silenciosas avisan a las asistencias sanitarias que recogen a los neonatos y les hacen un chequeo.
A esto están teniendo que recurrir cada vez más madres (sobre todo ellas) en Estados Unidos, por el arreón retrógrado que en menos un año, tras una controvertida decisión del Tribunal Supremo, ha ilegalizado (o restringido severísimamente) el aborto en 14 de 51 estados. Y sumando. Incluso en lugares como Florida pretenden poner por ley esta alternativa al aborto.
"Lo que queremos es que esos bebés que acaban en vertederos y contenedores de basura tengan un sitio seguro en el que aterrizar", dice la fundadora de la ONG Monica Kelsey. Así de crudo: forma hasta parte de la cultura popular estadounidense el chascarillo (sin gracia ninguna) de que "nueve meses después del baile de fin de curso, papeleras, parques de bomberos e iglesias se llenan de bebés no deseados".
Pero ni los bomberos, tradicionales depositarios de estos regalitos (el 90% de estas recogidas son en sus instalaciones), lo ven claro: "crea un nivel más de estrés (para madres e hijos), no hay contacto, la criatura puede estar enferma, podría ser abusada o traficada..." explica a laSexta un jefe de unidad.
Las ONG que gestionan estos controvertidos buzones aseguran que, en situaciones desesperadas, ante la falta de alternativas, salvan vidas: las criaturas están protegidas y enseguida llegan los sanitarios y pasan a la tutela de servicios sociales o de las agencias de adopción. Precisamente muchas de ellas son privadas en EEUU, y todo un negocio.
Pero es que, además, ahora se quiere limitar hasta esta iniciativa: que la entrega no pueda ser anónima o que haya un periodo de "reeducación" obligatoria. Consecuencias de la marea reaccionaria que anega Estados Unidos.