Una Iglesia cercana y volcada en quienes más lo necesitan: los pobres. Es lo fundamental, y la prioridad de quienes confían en que el nuevo papa inicie la senda del cambio. Grupos de cristianos ya le han pedido, a través de internet, cosas tan concretas como un perdón público por la represión, los abusos sexuales y la discriminación.

El carácter humilde del nuevo papa genera esperanzas en un punto clave, los pobres. Organizaciones religiosas esperan que se vuelque con ellos y renuncie a la riqueza y la ostentación, a la burocracia y al poder. Y  para eso, el primer paso, dicen, "es romper con el Vaticano, dejar de ser jefe de Estado".

Erradicar "un machismo anacrónico y que no tiene sentido" es otra de las prioridades. "En ningún sitio pone que las mujeres no puedan ser sacerdotes o papas", afirman.

Poder decidir de manera libre, sin renunciar a las creencias cristianas. Parece complicado, pero el nuevo papado podría sentar las bases para no condenar el aborto o el uso de métodos anticonceptivos.

Cristianos homosexuales desearían poder casarse en el interior de una Iglesia, pero la cerrazón ideológica de la institución ni respeta ni bendice sus uniones. Que esto cambie con el nuevo papa les parece una utopía.

Como utopía parece que los sacerdotes puedan decidir si comparten su vida con otra persona. Habrá que ver si los cambios llegan de verdad a la Iglesia.