La candidatura de Kamala Harris (tras la renuncia de Joe Biden) molesta a algunos estadounidenses. Por ser mujer, negra, liberal y nacida en la costa de California. También por reírse a carcajadas en público como lo hacía su madre (confesó ella en una entrevista). La gente le encuentra "demasiado exaltada", apunta el director del Instituto Campbell de Asuntos Públicos y profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Siracusa, Grant Reeher. (¿Dirían lo mismo si fuera hombre?).

Harris fue clara desde un principio. En 2019, cuando se lanzó a la carrera presidencial, criticó a Joe Biden por no ser lo suficientemente progresista. Aún así, él la eligió para compartir fórmula y, cinco años más tarde, le ha dado el mando de los demócratas. Lo cierto es que los expertos apuntan a que el relevo esconde motivos económicos relacionados con las donaciones directas a la campaña: al irse Biden solo una candidatura con Kamala podría beneficiarse de ellas.

Por el momento, su nombre ha disparado las recaudaciones de un partido demócrata que estaba recopilando un cuarto del dinero que esperaba: en siete horas ha movilizado 47 millones de dólares provenientes de pequeños donantes. Faltaría comprobar si este aumento de fondos se traduce en una mayor popularidad en la carrera presidencial. Hasta ahora, Kamala gozaba de un poco más de apoyo que Biden, pero seguía por debajo de Trump. Si bien, los expertos consideran que su figura ha estado a la sombra de Biden apareciendo en público únicamente cuando éste no podía.

Su carrera hasta la Vicepresidencia

Aún así, Harris ha logrado ocuparse de temas como el aborto y la política migratoria fronteriza comoprimera mujer en la Vicepresidencia de Estados Unidos. Pero antes fue la primera fiscal de distrito negra, la primera fiscal general en la historia de California y la primera indio-americana en llegar al Senado.

Como carrera escogió Ciencias Políticas y Economía en la Universidad de Howard para especializarse en la lucha contra el crimen. Más tarde se licenció en Derecho (1989) en el Hastings College.

Durante su etapa universitaria se le relaciona con Alpha Kappa Alpha, la sororidad negra más antigua de Estados Unidos que le habría apoyado en su faceta política desde las donaciones.

Entre 2004 y 2011 fue fiscal de distrito en San Francisco y entre ese último año y 2017 ejerció como fiscal general de California.

El salto a la política nacional lo dio en 2012, cuando pronunció un discurso memorable en la Convención Nacional Demócrata como fiscal general de California. En los años siguientes, marcó sus prioridades: reformar migratorias, justicia penal, aumentos del salario mínimo y protección de los derechos reproductivos de las mujeres.

En 2015 materializó todo esto en su candidatura y en 2016 se convirtió en la segunda mujer negra y la primera de origen indio en ganar un escaño en el Senado del país

Enseguida destacó por sus preguntas incisivas a responsables de la Administración del republicano Donald Trump (2017-2021) durante las audiencias. Especialmente en la sesión en la que se dirigió al fiscal general de Estados Unidos, Jeff Sessions, quien testificaba ante el comité de inteligencia sobre la supuesta interferencia rusa en las elecciones presidenciales de 2016.

Así, decidió iniciar una carrera para acceder a la presidencia demócrata, protagonizando grandes debates contra Joe Biden. Pero la falta de fondos provocó finalmente su retirada. Aún así, no dejó pronunciarse sobre cuestiones de justicia social en un momento en el que algunos pusieron en duda su trabajo como fiscal general a raíz del la muerte de George Floyd en mayo de 2020.

Finalmente, Biden rompió una lanza a su favor en agosto de 2020, cuando la escogió como compañera de candidatura. Harris se impuso a otras aspirantes como la exasesora de Seguridad Nacional Susan Rice, o la también senadora Elizabeth Warren, que se encontraban en la lista corta barajada.

Sus orígenes

Lo del activismo le viene de familia. En las comidas y cenas de su casa se hablaba de justicia social y de mejorar la vida de las personas. Su padre (Donald Harris), jamaicano, era profesor y economista en la Universidad de Stanford. Su madre (Shyamala Gopalan), hija de un diplomático indio, era investigadora contra el cáncer de la India. Ella es una de las personas a las que Kamala no ha dejado de nombrar en sus intervenciones.

Cada una de estas declaraciones las ha seguido de cerca su hermana pequeña, Maya. Licenciada en Derecho, también se ha convertido en una ferviente defensora de las políticas públicas e incluso ha ayudado a su hermana mayor en las campañas. En cuanto a la religión, ambas crecieron yendo a una iglesia bautista negra y a un templo hindú.

En 2014, Kamala se casó con el abogado Douglas Emhoff, a quien había conocido en una cita a ciegas y expareja de la productora de cine Kerstin Emhoff con quien tiene dos hijos en común. De hecho, una de ellas, Ella Emhoff, es un icono de moda que ha creado una marca de ropa. Con las dos mantiene tan buena relación que la apodan una mezcla de su nombre y mamá, Momala.

Pero su nombre para el resto de los mortales es Kamala. Con acento en la primera sílaba (como ella misma ha dejado claro), aunque más de uno se resista a pronunciarlo bien. Este podría ser el nombre de la primera presidenta de Estados Unidos.