En la clausura del pleno de la Asamblea Nacional del país, Castro ha afirmado que la economía solo ha crecido un uno por ciento en lo que va de año, la mitad de lo previsto, debido a la disminución de los ingresos por exportaciones en productos como el níquel o petróleo, además de los efectos que está provocando en cuba la crisis en Venezuela, el principal socio de la isla.
Raúl Castro no aportó datos o porcentajes de esa "contracción" en el suministro de petróleo procedente de Venezuela, pero sí aprovechó para remarcar su apoyo a la "Revolución Bolivariana y Chavista" y al gobierno del presidente Nicolás Maduro.
Pese a todo, Cuba ha cumplido con sus compromisos de reordenamiento de deuda con acreedores extranjeros, aunque Castro ha admitido que se han presentado atrasos en pagos corrientes a proveedores. Además, recordó el embargo que EEUU tiene contra la isla y la imposibilidad de utilizar el dólar en sus transacciones internacionales pese a que Barack Obama anunció la eliminación de esa prohibición hace tres meses.
Ante esta situación, el presidente cubano ha anunciado que pondrá en marcha un conjunto de medidas "dirigidas a enfrentar la situación y garantizar las actividades principales que aseguran la vitalidad de la economía". Estos ajustes consistirán en reducir gastos que no sean imprescindibles, potenciar el ahorro y aprovechamiento de los recursos o concentrar la inversión en actividades que generan ingresos por exportaciones o sustituyen importaciones.
Raúl Castro ha aprovechado la ocasión para rechazar las especulaciones sobre un "inminente colapso" de la economía cubana. Así mismo, ha garantizado que se preservarán los servicios sociales a la población, del mismo modo que asegurará "la sostenibilidad de la generación eléctrica."