Los primeros 15 migrantes trasladados hasta la prisión flotante instalada en el puerto de Portland, en Reino Unido, han llegado ya a la barcaza Bibby Stockholm. Cargados con su equipaje, ni siquiera se ha podido ver en qué condiciones lo hacían, porque las únicas imágenes que se han difundido del momento son aéreas.
El buque, reconvertido ahora en un centro de internamiento para migrantes, pretende alojar a hasta 500 personas solicitantes de asilo. El sindicato de bomberos británico, sin embargo, ha advertido del peligro que eso supondría, porque las reducidas dimensiones del barco podría desencadenar un peligroso hacinamiento y problemas de salubridad.
Entretanto, las ONG e incluso la exprimera ministra Theresa May han calificado el proyecto del primer ministro Rishi Sunak como inhumano. "Estas son personas que han experimentado algunos de los peores traumas que puedes tener en la vida. Han pasado por situaciones horribles para llegar hasta donde están ahora", ha denunciado al respecto Steve Smith, CEO de la organización Care4Calais.
Para Naciones Unidas, es una violación de los derechos de los refugiados. "Su petición no se va a escuchar", ha denunciado Vicky Tennant, representante de ACNUR en el país británico, que ha advertido de que "el Gobierno tendrá el deber de intentar trasladarlo a otro país y si no puede hacerlo, terminará en el limbo en el Reino Unido indefinidamente, lo cual no es una buena noticia para nadie".
Un proyecto con el que Sunak busca cumplir sus promesas de campaña de frenar la llegada de migrantes sin permiso de residencia a Reino Unido y ahorrarse, dice, más de siete millones de euros al día de las arcas públicas en hoteles para migrantes, aunque el enclave de esta barcaza también le cuesta millones al Gobierno británico.