La falta de presupuesto hizo que las escenas más violentas se rodaran con munición auténtica, porque era más fácil encontrar balas de verdad que de fogueo.
En el pueblo ecuatoriano donde se rodó esta película todo el mundo iba armado y el director tiró de prestado para las escenas.
Aunque se convirtiera en la cinta más vista de la historia de Ecuador, no vieron ni un duro porque las copias eran piratas.
El director Fernando cedeño, llamado el Quentin Tarantino de Ecuador por su gusto por los disparos y frases lapidarias, se sorprende de que nadie muriera en el rodaje.Cuando había que disparar directamente a los actores, antes vaciaban el cargador.
Nueve años más tarde este director y su equipo siguen haciendo películas en su tiempo libre.