Kiev y Járkov son ya el escenario de la guerra en Europa. Las dos ciudades más importantes de Ucrania sufren los bombardeos continuos del Kremlin desde que este martes las tropas rusas incrementaran su ofensiva para sitiar estos dos enclaves. Según los Servicios de Emergencia de Ucrania, las muertes de civiles superan ya las 2.000 en apenas una semana. La ONU, en cambio, cifra en 227 los civiles fallecidos, entre ellos 15 niños, y en 525 los heridos.
En la tarde de este jueves, Kiev ha registrado una fuerte explosión en el centro de la ciudad, entre la estación de tren y el hotel Ibis. Según el Ministerio de Interior de Ucrania, la explosión se ha debido a la caída de un misil ruso que fue interceptado y destruido por la defensa antiaérea ucraniana, sin causar víctimas, aunque ha roto una importante tubería de calefacción de la ciudad.
Tal y como ha confirmado la compañía estatal de ferrocarriles del país, este nuevo ataque ha obligado a la evacuación de miles de personas. Cabe recordar que las estaciones están sirviendo estos días de refugios para la población civil.
Por otro lado, elenorme convoy de más de 60 kilómetros con artillería rusa que este martes se detectó camino a Kiev ha ralentizado su marcha, según el Pentágono se ha quedado estancado, tras sufrir problemas de suministro de combustibles y comida. Con todo, el alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, ha asegurado que las tropas rusas "se concentran cada vez más cerca" de la capital. "Confíen sólo en recursos oficiales. Kiev sigue en pie y permanecerá en pie. Lucharemos", ha zanjado.
El nuevo ataque supone una vuelta a la carga de las fuerzas del Kremlin después de que el impacto de un proyectil contra la torre de comunicacionesde Kiev provocara este martes la muerte de al menos cinco personas y causara conmoción en una población que resistía tras días en los que las tropas rusas habían fracasado al tratar de sitiarla.
Este miércoles por la mañana, barrios residenciales de Kiev también han sido bombardeados, según han informado las autoridades ucranianas. Concretamente, las zonas de Rusanivka, a pocos kilómetros de la céntrica plaza Maidán, Boiarka y también Zhuliany.
El ministro de Defensa del Kremlin, Serguéi Shoigú, ya había alertado sobre posibles ataques de "alta precisión" contra instalaciones de la Inteligencia ucraniana en Kiev, por lo que el alcalde Vitaly Kitschkoha instó a la ciudadanía que evitaran caminar por las calles e incluso trasportarse en bicicleta.
Pero la capital no es la única. Durante el séptimo día de invasión, los ataques aéreos se han multiplicado. En la ciudad ucraniana de Borodjanka dos edificios residenciales han quedado reducidos a cenizas.
Sobre las 06:00 horas, una lluvia de misiles impactaba contra diversos edificios de Járkov y la Universidad Nacional. A mediodía, un proyectil impactaba contra la sede de su Gobierno. La ciudad, completamente devastada tras dos días de ataques sin cese, luce hoy muy diferente a cómo lo hacía hace tan solo una semana.
Otro ataque se habría registrado en Bila Tserkva, en la provincia de Kiev; mientras que en Yitomir el presidente del consejo regional, Vladimir Fedorenko, ha reportado un bombardeo a un hospital.
A pesar de la violencia contra civiles de los últimos bombardeos, las Fuerzas Armadas ucranianas sostienen que la invasión de Rusia se ha ralentizado debido a que las fuerzas rusas"han perdido la iniciativa táctica y se han visto obligadas a movilizar reservas para continuar su ofensiva".
De hecho, las fuerzas aéreas de Zelenski habrían neutralizado durante la madrugada un nuevo convoy con más de 800 vehículos militares rusos que se dirigían a la ciudad de Bashtanka, cerca de la frontera con Moldavia. La columna militar fue bombardeada desde el aire, evitando la entrada de las tropas del Kremlin en territorio ucraniano.
La población civil también trata de frenar a Putin. Lo hace con cócteles molotov y, en Enerhodar, incluso con su propio cuerpo, formando barricadas en los principales accesosa la ciudad.
Rusia asegura tener el control de Jersón y haber 'bloqueado' Mariúpol
Sin embargo, Rusia asegura que ya tiene el control sobre alguna de las ciudades más importantes del país, como Jersón, al sur. Según los militares rusos, en la ciudad, con cerca de 300.000 habitantes y situada a orillas del mar Negro, "la infraestructura civil y el transporte público funcionan con normalidad". Este miércoles, Moscú ha reconocido que 498 los soldados rusos han fallecido en la invasión a Ucrania.
Los separatistas prorrusos de la región de Donetsk también han asegurado haber "bloqueado" Mariúpol, a las orillas del mar de Azov, y han pedido a los civiles que se rindan y abandonen la ciudad para "evitar bajas". En total, afirman sumar bajo su dominio más de una treintena de localidades del Donbás.
Mientras, Zelenski se niega a sentarse en nuevas conversaciones con Rusia hasta que cese el fuego. Tras las conversaciones infructuosas del pasado lunes, Rusia había anunciado que volvería a reunirse con Ucrania este miércoles, según fuentes cercanas a la delegación del Kremlin. Sin embargo, el mandatario ucraniano reconoce la necesidad de hacerlo, pero pone el alto al fuego como línea roja.
Este miércoles, el jefe negociador ruso, Vladímir Medinski, ha anunciado que la segunda ronda de las negociaciones tendrá lugar mañana, jueves, en Brest, en la frontera con Polonia y Ucrania.
Durante el primer contacto, Moscú habría exigido a Kiev reconocer la independencia de las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk y retirar la petición de que la península de Crimea sea devuelta a Ucrania. Por su parte, las autoridades ucranianas, según Glavcom, habrían solicitado el alto el fuego inmediato y la retirada de las tropas rusas del territorio.