El ministro indio de Cultura y Turismo, Mahesh Sharma, ha afirmado que recomienda a las visitantes, entre otras cosas, que "no usen faldas". "Los turistas, cuando llegan al aeropuerto, reciben un 'paquete de bienvenida' con una tarjeta en la que se mencionan cosas que hacer y qué no", ha añadido el ministro en una conferencia de prensa en Agra, en el norte de la India y donde se encuentra el Taj Mahal.

Sharma ha explicado además que aconseja a las turistas que "no salgan de noche en pequeñas ciudades, no vistan faldas y que hagan una foto de la matrícula del vehículo que usen y se la manden a un amigo".

En el turno de preguntas, el ministro ha matizado sus palabras y ha indicado que su intención no es decir a las visitantes qué vestir, si no mostrar que en India hay diferentes credos religiosos.

"Respetar lugares de culto; si vas a ciertos lugares de culto te cubres la cabeza, en otros te quitas los zapatos, eso es lo que he dicho", ha corregido.

Sus palabras han encontrado una rápida respuesta en el líder opositor, Arvind Kejriwal, que ha afirmado en Twitter que "las mujeres tenían más libertad de vestir las ropas de su elección en la época de los vedas (textos sagrados indios supuestamente escritos hace más de tres mil años) que en los tiempos de Modi". Aunque esta no es la primera vez que Sharma se ve envuelto en la polémica por sus palabras.

El año pasado generó controversia después de que un grupo de extremistas hinduistas asesinaran a un musulmán por supuestamente tener carne de vaca en casa y le dieran una paliza a uno de sus hijos.

Según Sharma, los asaltantes no tenían intención de linchar a nadie sino que todo fue un "accidente". Dijo que el agredido no tenía "una sola fractura en su cuerpo salvo una herida que fue ocasionada por un golpe con un palo. Le había pegado un gamberro, pero eso significa que la intención no era linchar", señaló entonces.

La sociedad india se encuentra muy sensibilizada hacia las agresiones a mujeres, sobre todo desde que en diciembre de 2012 una joven estudiante fuera violada en grupo en Nueva Delhi en un autobús en marcha, falleciendo días después a causa de las heridas, lo que desencadenó una ola de protestas sin precedentes en el país.