El primer ministro ha calificado al clérigo iraní que secuestró un café de Sidney de enfermo mental con fantasías enfermizas y lo ha desvinculado del terrorismo islamista. La policía intenta ahora conocer en detalle qué ocurrió, pero los rehenes necesitan tiempo, porque están traumatizados después de esas 16 horas de horror. El secuestrador no estaba en la lista de sospechosos de terrorismo de Australia. Katrina, una joven abogada madre de 3 hijos y Tori, el gerente del establecimiento asaltado, son las dos víctimas mortales del suceso.