Turquía ha vivido una noche de relativa calma, con algunos choques entre manifestantes y agentes en la capital, Ankara, mientras que en la ocupada plaza Taksim de Estambul aumentan los rumores sobre un inminente desalojo policial.

Pese a que el gobernador de la ciudad ha asegurado que no se va a producir una intervención policial para desalojar Taksim y el parque Gezi, donde no entran los agentes desde hace más de una semana, el duro tono empleado por el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, ha aumentado la preocupación de los activistas.

Erdogan ha vuelto a referirse a los manifestantes como saqueadores. Además ha asegurado que su paciencia tiene un límite y que si siguen las protestas empleará "el lenguaje que entienden".

En Ankara, los choques entre antidisturbios y manifestantes que trataban de llegar a la plaza Kizilay se prolongaron hasta las 03.00 de la madrugada local. Fuentes judiciales han informado de que 12 personas, incluidos dos ciudadanos iraníes, fueron arrestados en esta protesta y que muchos manifestantes resultaron heridos.

Para los días 15 y 16 de junio hay convocadas en Estambul dos marchas de apoyo al Gobierno y para denunciar las críticas de los países occidentales al Ejecutivo turco por su gestión de la crisis, especialmente debido a los excesos policiales en la represión de las manifestaciones.

Por su parte, la Bolsa de Estambul ha suspendido de forma temporal su apertura, debido a "problemas técnicos", según ha anunciado la institución en un comunicado.

El retraso se produce un día después de que Erdogan lanzara duras advertencias contra "los especuladores" dispuestos a hundir el país e incluso amenazara con "estragularlos, sean quienes sean".

El desalojo de un campamento instalado en el parque Gezi de Estambul para impedir su tala desencadenó una masiva ola de protestas ciudadanas en todo el país que cumple casi dos semanas y que ha derivado en una crítica del estilo autoritario de Erdogan.