Se agarraban e incluso se contaban confidencias, pero en el saludo, se acababa la cordialidad entre el presidente de la Comisión Europea y el euroescéptico británico Nigel Farage.
Juncker dice que "debemos respetar la democracia" y ante los aplausos de Farage le dice "es la última vez que aplaude aquí".
Juncker no ha dejado de advertir de las consecuencias que ahora tendrá que afrontar el Reino Unido, y que quiere que sean cuanto antes.
El euroescéptico Farage recibía abucheos antes, durante y después de su intervención, en la que presume de que al final, él ha reído el último.
David Cameron ya está en Bruselas con la receta para la nueva relación que quiere con la Unión Europea: romper, pero seguir siendo "amigos, aliados, compañeros…".
Pero las insistentes peticiones de que comience cuanto antes el proceso de salida de la Unión van a caer en saco roto.
Le dejará el dudoso honor a quien le suceda, y no habrá uno, al menos, hasta septiembre. El Reino abandonará la UE igual que perteneció a ella, a la carta, en función de su conveniencia.