En Túnez la playa de la masacre se reabre, la Policía ha retirado el precinto y el lugar se ha convertido en un santuario, flores, velas y rezos recuerdan el horror de la sinrazón. El asesino disparó durante 60 minutos hasta que fue abatido. Las críticas a la seguridad arrecian, ya que hay fotografías de cómo se paseó por la arena con un kalasnikov.