El pequeño sirio Aylan Kurdi ya descansa en Kobani, la ciudad de la que escapaba. Su padre le acaba de enterrar junto a su hermano y su madre, ahogados en la costa turca. Con ellos queda sepultado también el sueño de llegar a Europa. En Canadá, la tía de los niños se arrepiente de haberles pagado el dinero para la fatídica travesía. Totalmente destrozada hacía este llamamiento: "Paradlos, no quiero que ninguna familia más se ahogue.
Tima Kurdi, tía de Aylan: "Paradlos, no quiero que ninguna familia más se ahogue"