Las autoridades de Turquía han advertido a la población que se mantengan alejados de la costa en la provincia de Hatay tras el nuevo seísmo de magnitud 6,3 que ha sacudido el sureste de Turquía, dos semanas después de los temblores que han dejado 41.000 muertos. En un primer momento, la ADAF ha pedido precaución a los ciudadanos, aunque posteriormente ha desactivado la alerta.
Este nuevo temblor se ha registrado en la localidad de Samandag, a unos 12 kilómetros de la costa mediterránea, por lo que la AFAD ha emplazado a la ciudadanía a mantenerse alejada de la costa por precaución ante el riesgo de que se produzca una subida del nivel del mar de hasta 50 centímetros. Poco después se ha levantado la alerta de tsunami.
El pasado 6 de febrero, tras los dos seísmos que sacudieron la provincia turca de Hatay, Italia también alertó sobre un posible tsunami en las costas del sur del país. No obstante, trascurrida la primera hora de riesgo, la alerta fue levantada.
En junio de 2022, la Unesco advirtió de que existían probabilidades "muy altas" de que en los próximos 30 años se produzca un tsunami en el mar Mediterráneo. Por entonces, la meteoróloga Joanna Ivars explicó en Más Vale Tarde cuáles serían sus efectos: "La primera señal es que el mar se retira", según explica la meteoróloga, que precisa que desde que ocurre el terremoto hasta que llega el tsunami a la costa transcurren aproximadamente 60 minutos. Una hora en la que "las autoridades tienen que detectarlo, analizarlo y avisarlo a la población", por lo que esta "solo tendría en esa zona 30 minutos para evacuar".
Para prepararse ante este hipotético escenario, las autoridades pueden delimitar las zonas peligrosas o susceptibles de que pueda llegar la ola, hacer mapas de evacuación con itinerarios que marquen la salida en caso de llegada de tsunami y activar los sistemas de alerta a la población.