La operación de detonación de dispositivos de comunicación de Hizbulá la habrían llevado a cabo efectivos del Mossad y de la Unidad 8 200, el cuerpo de élite del ejército israelí. Estos últimos destacan por ser jóvenes y despuntar en el el sector de la alta tecnología. Además son educados en la cultura del nada es imposible, como explica el exmiembro Kobi Sambourski: "Es una actitud de no importa lo grande que sea la tarea, no importa como". Según Reuters estarían involucrados en aspectos técnicos de las pruebas de los buscas explosivos.
En cuanto a recopilación de información son comparados con la Agencia de Seguridad Nacional de EEUU. Una élite adiestrada en el desarrollo de un pensamiento innovador para abordar problemas nunca antes imaginados. Por eso se les recluta desde los colegios de Israel. Momento en el que los adolescentes destacan por sus habilidades, son cuidadosamente seleccionados y formados durante un temprano servicio militar.
Sus operaciones tienen perfil de alto secreto y la cúpula militar no suele reconocer su autoría. Como el virus que paralizó las centrifugadoras del programa nuclear iraní en 2010. Yago Rodrígez, director de The Political Room, expuso: "Lo que hicieron fue replicar las centrifugadoras iraníes, no a tamaño real, pero casi".
Los miembros de la Unidad 8 200 rotan con rapidez, para renovarse y seguir innovando. Los que salen, fundan famosas empresas de seguridad y tecnología, como la creadora del software espía Pegasus.