Los regímenes autoritarios cuentan con varias herramientas para desacreditar a los disidentes. Ahora, con las redes sociales, recurren a los vídeos presuntamente grabados voluntariamente por sus protagonistas en los que se desdicen o confiesan los crímenes que les reprochan.

El último ejemplo es el del periodista bielorruso Román Protasevich, apresado desde la semana pasado por el régimen de Alexander Lukashenko. "He organizado disturbios masivos en Minsk", asegura en el vídeo difundido.

Su familia no se lo cree: están seguros de que ha sido torturado para obligarlo a grabar y decir esas cosas. También lo creen organizaciones como Amnistía Internacional: "Se le ve con hematomas, con síntomas de haber sido golpeado", apunta a laSexta su portavoz en España, Carlos de las Heras.

El régimen ha utilizado estos vídeos autoinculpatorios como prueba en los juicios y para desacreditar a los disidentes de cara a la ciudadanía. "Es una herramienta más de tortura y de represión. Y para enviar un mensaje de que la libertad de expresión está muy amenazada", sostiene De las Heras.

Desde las protestas del año pasado tras el supuesto fraude electoral, Lukashenko ha aumentado la represión. La detención de Protasevich pretende ser una muestra de fuerza, justo cuando tanto Estados Unidos como la Unión Europea han impuesto sanciones al país que, sin embargo, ha recibido el apoyo de la Rusia de Vladimir Putin.

"Es una reafirmación del régimen diciendo no estoy cayendo, resisto y voy a seguir resistiendo", explica a esta cadena la profesora de Ciencias Políticas de la UCM, Ruth Ferrero. Para la experta, el razonamiento detrás de la decisión de Lukashenko es demostrar que no solo no ha caído, sino que ha sido capaz de forzar el aterrizaje de un avión, detener a un periodista crítico y hacerle grabar ese vídeo de cara a la opinión pública.

Sin embargo, esta clase de pruebas de vida no son nuevas: es una herramienta vieja de los regímenes autocráticos.

Es el caso de los presos de guerra en Vietnam. Un ejemplo paradigmático es el del soldado estadounidense Jeremy Adenton, a quien forzaron a grabar un vídeo diciendo que estaba bien. Sin embargo, Adenton, que sabía morse, utilizó sus parpadeos para trasladar la palabra "tortura" y que el mundo supiese lo que ocurría.

Sin embargo, el rey de las humillaciones televisadas es el presidente de la República de Chechenia, Ramzán Kadýrov, una de las que integran la Federación Rusa. Una vez detiene a quienes le critican, los arrastra a la televisión para que se desdigan: durante 46 minutos forzó a un adolescente lloroso a soportar una reprimenda y autoexculparse por haber criticado a Putin en redes sociales.

A veces la humillación no se queda ahí: por ejemplo, al joven Salman Teosurkayev, de 19 años, lo secuestraron por moderar un canal de Telegram en el que se critica al Gobierno checheno. A él le grabaron también una disculpa, pero luego fue obligado a sodomizarse con una botella para castigarse su conducta. Tras un año, su familia sigue sin saber dónde se encuentra.

Estados Unidos sanciona a nueve empresas

Las autoridades de Estados Unidos han instado a sus ciudadanos a no viajar a Bielorrusia, y han anunciado que impondrán un bloqueo mercantil a nueve empresas de este país, según ha anunciado la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki.

En un comunicado, la Casa Blanca ha deplorado el desvío del vuelo ya que supone "una afrenta directa a las normas internacionales" y que se enmarca dentro de una "creciente ola de represión" por parte del Gobierno de Bielorrusia.

En este contexto, el Departamento de Estado ha emitido una advertencia 'nivel cuatro' por la cual insta a los ciudadanos de Estados Unidos a no viajar al país, a la par que la Administración Federal de Aviación ha aconsejado a los transportistas de pasajeros estadounidenses que extremen las precauciones al sobrevolar espacio aéreo bielorruso.

Asimismo, el próximo jueves entrará en vigor un nuevo bloqueo mercantil a nueve empresas estatales de Bielorrusia, a las que anteriormente se les había levantado esta limitación. Como resultado de esta medida, los estadounidenses "tendrán prohibido participar en transacciones con estas entidades, su propiedad o sus intereses en la propiedad".