Las autoridades de Nueva Gales del Sur se preparan ante los pronósticos de altas temperaturas y fuertes vientos que amenazan con agravar la oleada de incendios que afectan a este estado australiano. Las llamas han arrasado 37.000 hectáreas y destruido al menos 208 casas, además de causar la muerte de un hombre de 63 años, que falleció cuando combatía el fuego cerca de su casa.

Los bomberos han trabajado durante la noche en la construcción de barreras de contención para intentar evitar que los fuegos que están activos en Springwood, Mount Victoria y Lithgow, en la zona de Blue Mountains, se unan en un único frente. Los meteorólogos prevén temperaturas de más de 30 grados y vientos de cien kilómetros por hora, lo que puede avivar las llamas y unir los tres focos que arden en Blue Mountains, y amenazar la zona de Hawkesbury, al noroeste de Sídney.

El presidente del gobierno de Nueva Gales del Sur, Barry O'Farrell, declaró el estado de emergencia en toda su jurisdicción, donde arden unos 50 incendios, 15 de ellos sin control y afronta la peor crisis de fuegos en los últimos 45 años.