Horas después del bombardeo estadounidense, la base aérea atacada reanuda las operaciones. Aún no hay imágenes, pero los aviones sirios están aterrizando y despegando en Shayrat. Trump justifica el bombardeo por el ataque químico contra civiles del que culpa a Bashar Al Assad. Ahora Washington investiga la posible complicidad de Moscú: dicen que Rusia bombardeó un hospital para destruir pruebas que incriminarían al régimen sirio. Tanto Moscú como Damasco dicen que el régimen sirio no fue el responsable.
De momento, la escalada de tensión entre Estados Unidos y Rusia se limita a la dialéctica y a sacar músculo. Moscú ha enviado ya a Siria una fragata con misiles de crucero, se interpreta como una muestra de fuerza. Ese mismo objetivo, dicen los expertos, tenía el bombardeo estadounidense: "Mandar el mensaje de que con Trump no se juega y no se deben superar las líneas rojas que el marque".
La embajadora estadounidense ante la ONU advierte: podrían volver a atacar si Assad usa armas químicas pero los analistas descartan de momento una mayor implicación de Estados Unidos en Siria. Pese a los cruces de acusaciones entre Washington y Moscú, se mantiene la visita a Rusia del secretario de Estado Rex Tillerson, la semana que viene. Quien sí ha cancelado el viaje que tenía previsto ha sido su homólogo británico.