Los radicales consideran que un ángel venerado por los yazidíes es el demonio, por lo que los yihadistas entierran vivo a este grupo religioso. Como ellos, 600.000 personas han tenido que huir de sus hogares, miles de ellos se agolpan en las fronteras con Siria y Turquía. El avance de los islamistas radicales ha dejado a su paso hombres y niños muertos y mujeres esclavizadas sexualmente por no convertirse al islam.