32 horas ha tardado Rita Barberá en tomar una decisión. La noticia sobre su imputación le llegaba en el vagón del AVE de camino a Madrid, a punto de arrancar. Barberá se bajó para quedarse en Valencia y evitar a la prensa en el Senado.
Desde ese momento, la maniobra de los populares se centró en erosionar la férrea voluntad de la senadora. Según ha podido saber laSexta Noticias, Fernando Martínez-Maíllo la llamó por teléfono. Barberá, que incluso elevó el tono de voz, le solicitó al partido un momento de reflexión.
Al final Rita ha tirado por la calle de en medio: abandona el PP, el partido del que ostentaba el carnet número 3. En el año1991 se convierte en alcaldesa de Valencia, toma el cetro y no lo suelta hasta 24 años después.
Son años de bonanza, de inauguraciones, de bromas con las prensa, de momentos campechanos y de apoyo incondicional del partido. Pero sus victorias, por mayorías absolutas, dan paso al declive. De los aplausos y sonrisas, a su paso en los mercados, a los abucheos y los desprecios. No la habían imputado pero su nombre apareció vinculado a tramas como la Gürtel, Imelsa o el caso Nóos.
Y llegó el varapalo en las urnas. Siempre reticente a ceder ante la presión, ha optado por tomar una solución hecha por y para ella.