Lejos del Congreso de los Diputados, de los aplausos y las enmiendas, de los escaños y las comisiones, cuando este jueves la Cámara aprobó el articulado y cada una de las secciones del Proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado para el año 2021, hubo una buena parte de sus señorías que se preguntó cómo habíamos llegado hasta aquí.
No por los apoyos recabados -una mayoría amplia, dados los tiempos de fragmentación política: 188 síes de un total de 350 escaños que componen el Pleno-. Tampoco por el calendario, estirado hasta el extremo -la tramitación final y la publicación oficial llegará apenas unas horas antes de las uvas de fin del año, justo en el límite-. No. Sino porque el país llevaba sin salvar el escollo de las cuentas casi tres cursos.
Porque los presupuestos que seguían vigentes pertenecían a un Gobierno anterior, el de Mariano Rajoy, ni siquiera al del PSOE en solitario que accedió a la Moncloa tras la moción de censura. Estaban previstos para 2018 y aquí seguían. Pero ahora, por fin, ya hemos pasado de Montoro… a Montero.
Montoro: "La trayectoria de mis PGE mostraba su calidad"
Cuando los ecos de los aplausos de la bancada socialista y de Unidas Podemos aún resonaban en el ambiente, el exministro de Hacienda Cristóbal Montoro recibe a laSexta. Él es el hombre récord: aunque, en varias ocasiones, las cuentas previstas para un determinado curso se han prorrogado, jamás se había dado, hasta este 2020, la situación de que lo hicieran hasta dos veces. Casi tres… y se ha evitado sobre la bocina.
"Ya había llegado el momento de unos nuevos presupuestos"
Ante la pregunta de si lo que siente es alivio de que, por fin, sus presupuestos hayan llegado a su fin, Cristóbal Montoro (Cambil, Jaén, 1950), responsable de Hacienda en dos Gobiernos -entre 2000 y 2004 con Aznar; entre 2011 y 2018 con Rajoy-, sonríe. “No hay nada eterno. Los presupuestos del 18 han tenido una trayectoria muy larga, excepcionalmente larga, y eso lo que muestra es la calidad de los mismos”, guiña.
Montoro, que defiende con uñas y dientes el legado de un Ejecutivo que abandonó la primera línea por la puerta de atrás, cree que ya “había llegado el momento” de tener unos nuevos presupuestos. ¿Porque los suyos ya no funcionaran? Algo así: “Han servido para que España continuara creciendo, creando empleo, sin desequilibrios económicos, como es el de la balanza de pagos”.
“El hecho anómalo es durante más de dos años, de un gobierno diferente, estos presupuestos han seguido siendo operativos. Ya no se les podía pedir más”, considera.
De un presupuesto anómalo a otro
Pero la excepcionalidad que vive España con sus cuentas desde hace unos años no parece que vaya a disolverse en el corto o medio plazo. La pandemia, que ha azotado con fiereza a la sociedad y la economía, ha hecho que nada sea lo normal. Quizás sea ese el rasgo que compartan la actual ministra, María Jesús Montero, y su antecesor: intentar planear y cifrar las actividades económicas para un año que no se sabe muy bien qué va a deparar.
"Habría que haber hecho el esfuerzo de que todos los grupos apoyaran los PGE"
En el caso de Montoro fue para prever, dada la fragmentación política, la prórroga durante un año con varias citas electorales, como fue el 2019. En el de Montero, para hacer frente a una crisis de salud pública sin precedentes… y a un Ejecutivo de colación nuevo en la historia de nuestro país.
Por eso, Montoro no duda en calificar las nuevas cuentas, que han aprobado su primer examen parlamentario pero para las que falta aún la luz verde en el Senado, como “unos presupuestos de crisis”. “Un país que, como el resto del mundo, pero nosotros más acusadamente, estamos viviendo esa crisis. Por eso, habría sido deseable que los presupuestos contaran con el apoyo de las grandes formaciones políticas”.
Un mensaje de "estabilidad" fallido
Se refiere, claro, al PP y, en menor medida, a Ciudadanos y Vox. “Aunque hayan contando con un gran número de votos, que, sin duda alguna, es un hecho valorable en sí, pero hubiera sido deseable que en torno a esos presupuestos, porque son unos presupuestos de crisis económica y social derivada de la crisis de salud pública, se hubiera contado también con el apoyo o al menos el entendimiento de las grandes formaciones políticas hoy en la oposición”, desliza.
“Yo entiendo que la situación es tan excepcional que sí que habría que haber hecho un esfuerzo por parte de todos, empezando por el propio Gobierno, en buscar esos apoyos, esos fundamentos para presentarse”, incide el exministro. “El mensaje principal que se debería haber obtenido de estos PGE es salir cuanto antes de la crisis generada por la pandemia. Un mensaje de estabilidad política en España”.
Montoro no echa de menos la vida política
Montoro no mira con añoranza al ruedo político. Se alimenta, dice, de las informaciones periodísticas y con eso tiene “más que suficiente”. Retirado en su casa en Madrid, sin viajar a su Andalucía natal desde hace meses por precaución ante las oleadas de la pandemia, el exministro de Hacienda sonríe cuando comenta que, desde el traspaso de carteras, nunca ha recibido una llamada de la ministra que le sucedió.
Quizás sea por eso que no le guste mirarse en el espejo de la plusmarca de la vigencia de sus cuentas, sino reivindicar su legado y sus acciones. Sea sobre la receta para salir de la crisis -en esta ocasión, él optaría por la inversión y por los créditos-, sea para hablar de la armonización fiscal que tanto ha retumbado en los cenáculos políticos en los últimos tiempos para la negociación de los PGE y que, insiste, él no apoya.
Contra la armonización fiscal "desde 2002"
Sobre todo porque, como recuerda en esta charla con laSexta, en 2002 fue él quien promovió el sistema de financiación que traslada a las comunidades la imposición patrimonial con capacidad normativa. “Si yo promoví aquello, cómo voy a estar de acuerdo con lo contrario”, acentúa.
“La lógica de fondo de todo ese debate es para qué queremos un estado de las autonomías si no hay diferencia para los impuestos que aplican. Es como si dijéramos que el IBI debe ser el mismo por metro cuadrado en las capitales de España que en los pueblos de la provincia de Teruel… Responde a diferentes circunstancias”, ahonda.
"¿Para qué queremos un estado de las autonomías si no hay diferencia para los impuestos que aplican?"
Lo cierto es que desde este jueves, otro capítulo se ha cerrado para Montoro. De los días de la tramitación de sus últimas cuentas, recuerda con cariño “el ánimo negociador” con el que se afrontaba. “Me reunía con todos los grupos, excepto Bildu. Con todos, incluso con los que ahora están en el Gobierno. Nos sentábamos, nos reuníamos y hablábamos, aun a sabiendas de que era improbable que llegáramos a algún acuerdo”.
Una gestación de las cuentas pervertida
Esa voluntad la echa de menos ahora cuando mira al ruedo. “Cuando uno ve cómo se está interpretando la aprobación, cuáles son las consecuencias de orden político general que se están sacando es esto: con esto aseguramos que ya tenemos el Gobierno para el conjunto de la legislatura”, lamenta.
"Nunca se había vivido una crisis como esta. Como la económica de 2008, sí"
“Pero ese no es el tema en un momento como el que estamos viviendo. El Gobierno está formado y legitimado por los votos de la investidura y eso no va a cambiar. Con los presupuestos no se trataba de eso”, alega. “La fragmentación en España es excesiva y lo que lleva es a una radicalización de posturas. Ahora es un obstáculo para devolver toda la confianza que necesita la economía española en una situación tan diferente como la que estamos atravesando, que es inédita. Porque las crisis económicas anteriores sí se habían vivido”.
A sus ojos, el problema de estos nuevos presupuestos vienen de un Gobierno “que está en minoría y que está haciendo frente a una crisis muy profunda de dimensión económica pero también de dimensión social que se deriva de la pandemia. La situación es completamente diferente” a las que él pudo haber hecho frente durante sus mandatos.
“Los PGE son un instrumento, pero hay otros, que son muy importantes, como los que está poniendo en marcha las instituciones europeas, que van a impulsar una recuperación económica”, indica, pero con una fecha en el horizonte aún lejana, desarrollos de las vacunas contra el COVID mediante. “Tendremos que esperar a que lleguen los años sucesivos a 2022 y si no en parte 2023 para haber vuelto en parte a la casilla de salida en la que estábamos a comienzo de 2020”.