En el momento de esta conversación, que se produjo en el despacho del oficial, la soldado se encontraba de baja médica, primero por una lesión en la rodilla y, luego, por depresión ansiosa, enfermedad esta segunda que estaba relacionada con el rechazo manifestado por sus compañeros de unidad hacia ella después de la lesión que sufrió haciendo entrenamiento en su compañía.
El capitán, que ya había tenido otra conversación anterior con la soldado en un tono muy duro, concluyó el segundo encuentro diciéndole a la militar que "mucha felicidad por tu embarazo y cuida mucho de tu niño". "Pero que sepas mi punto de vista, macho, no, no tienes nada y estás haciendo un flaco favor a tu compañía y a España en general".
El Supremo considera que, aunque la conducta del capitán no es correcta, "no concurre ese mínimo de gravedad necesario para que se pueda apreciar un trato degradante en el presente caso".
Además, el tribunal explica que no han quedado acreditados los sentimientos de humillación e indignidad que las palabras del capitán hayan podido causar en la soldado, cuyos problemas psicológicos eran anteriores a la actitud del oficial para con ella.
De este modo el Supremo absuelve al oficial del delito de abuso de autoridad, aunque ello sin perjuicio "de la posible falta disciplinaria que se puede derivar de las expresiones utilizadas por el Capitán B. en las conversaciones referidas".
"El legislador ha previsto distintos tipos disciplinarios en los que tienen encaje las expresiones toscas, inadecuadas o indignas a una subordinada, lo que pone de manifiesto que solo los que por su gravedad rebasan los límites de la protección jurídica que con sus distintas intensidades ofrece el ámbito disciplinario, deben residenciarse en el penal", añade la sentencia.
Dos magistrados de la sección de lo Penal del Supremo que firma la sentencia manifiestan en un voto particular común su desacuerdo con el fallo y señalan que se debió condenar al capitán por abuso de autoridad en su modalidad de trato degradante a una pena de cuatro meses de prisión.
El voto particular señala que lo que hizo el oficial fue presionar psicológicamente a una subordinada que se encontraba de baja médica por un trastorno adaptativo psicológico para torcer su voluntad y conseguir que se diera de baja del Ejército.
Esa presión culminó con frases groseras y con una poco velada amenaza: "Cuando vuelvas vas a tener que trabajar aquí y no es agradable que todos te señalen", amenaza relacionada con el acoso que la soldado había denunciado por parte de sus compañeros en la Compañía.