Un guardia civil fue el gran protagonista de la imagen más polémica del salto de la valla de Melilla producido este jueves. El policía, tras una especie de amenaza con un mechero de un inmigrante, le vació un extintor sobre su cuerpo. La delegación de Gobierno, mientras, asegura que el uso del extintor fue correcto porque se hizo para sofocar las llamas. "Si quieren ustedes, que sople el guardia para apagar un mechero", ironiza el delegado de Gobierno en Melilla, Abdelmalik El Barkani.

Se refieren a otras imágenes, provocadas por un inmigrante al incendiar su chaqueta, pero en estas no se ve a nadie usando extintor alguno. Al final, de hecho, el inmigrante -cansado- deja caer la prenda en llamas. Sin duda, las polémicas imágenes destapan unas medidas desproporcionadas que, según los médicos, podrían haber terminado con lesiones sobre el inmigrante.

Las armas de los inmigrantes son claras: palos y ganchos que utilizan para apartar concertinas y superar la valla. Armas caseras a los que los agentes hacen frente con gas antidefensa. Técnicas desproporcionadas, según las ONG, para conseguir que un grupo de hombres baje la valla. "Esta situación sólo hace que las personas arriesguen su vida y que cada vez haya más peligro", señala Virginia Álvarez, de Amnistía Internacional.

La agresividad también estuvo presente entre los inmigrantes. En una imagen se puede ver cómo amenazan a los guardias con una chaqueta en llamas y, en otra, después de robarle la defensa a un agente, le golpean con ella. Comportamientos especialmente violentos al que los agentes no saben cómo responder: por eso llevan pidiendo protocolos de actuación para que no se vuelven a repetir estas imágenes.

"Es importante que los guardias tengan unas directrices claras, sobre todo para que haya garantías tanto para los agentes como para los inmigrantes", señala Juan Antonio Delgado, portavoz de la Asociación Unificada de Guardias Civiles.