Ana Mato fue hasta este miércoles ministra contra viento y marea. La suya ha sido la dimisión más solicitada por diversos motivos.

El primero, ser la ministra de los recortes en dependencia. Recortes de 2.500 millones de euros. que significan 15.000 dependientes atendidos menos que cuando ella llegó. Para las plataformas en Defensa de la Ley de Dependencia, su dimisión llega demasiado tarde.

El segundo, por ser la ministra de la reforma sanitaria, un ajuste de 7.000 millones de euros que ha dejado sin tarjeta sanitaria a 153.000 inmigrantes.

Por ser la ministra del copago, aprobado en octubre de 2013 y aún sin estrenar más que en Ceuta y Melilla. Pretende cobrar el 10% a los pacientes que recogen su medicación en el hospital con un tope de 4,20 euros por envase. La Sociedad Española de Medicina de Familia dice que la medida fue disuasoria y provocó que muchos enfermos crónicos no retiraran sus medicinas.

Por ser la ministra de la hepatitis C. Han hecho falta muchos meses de negociación para que estos enfermos tengan en sus manos el fármaco más eficaz, pero aún no les llega a todos. Según los afectados, cada día de retraso mueren 12 afectados de hepatitis C.

Y finalmente, por ser la ministra de la crisis del ébola, crisis de la que fue relevada por la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría.

Además gracias al periodista Manuel Jabois se la recordará como la autora de la frase más distante posible con la realidad española. Preguntada por su momento preferido del día respondió "por la mañana, cuando veo cómo visten a mis niños".

Sin embargo, ha sido un caso de corrupción y no de gestión lo que ha movido a Mato al banquillo.