Le esperaban haciendo pasillo, le han abrazado, besado y apludido. Artur Mas es recibido por los suyos el 10N como un héroe. Hoy más relajado, saboreaba las felicitaciones. Ya no hay los suspiros del domingo, ni preocupaciones. Pero, por si acaso, se esmeró en subir la temperatura.

En cuatro idiomas vendió los datos de participación. 2.236.806 votaron el 9N, según la Generalitat. Un 35,9%, teniendo en cuenta una estadística del INE, que estima que podían votar 6.200.000 personas.

Son cifras abultadas, pero no oficiales porque no había un censo. Sin embargo, es llamativo que la cifra de votantes del 9N es similar a los votos que consiguieron  los partidos soberanistas en las pasadas elecciones. En 2012, CiU, ERC, ICV y CUP sumaron también más de 2,1 millones de votos.

Si Rajoy no lo ve, dice Artur Mas, es que tiene problemas de vista. Sin embargo en Génova llevan otras gafas, porque su visión es la contraria. Y aunque lo de ayer fue una votación simbólica, IU dice que no se puede hacer como si nada.

El otro dato que han dejado las urnas es el apoyo a la independencia. El 80,7% votó sí, 1,8 millones de personas, aunque este termómetro independendentista es también simbólico, ya que podían votar los catalanes de 16 y 17 años, que no entran en un censo electoral. El último censo, el de las elecciones de 2012, situaba en 5,2 millones las personas con derecho a voto.

En la Asamblea Nacional Catalana brindaban con champán por los datos de independencia. Y Esquerra dice que esto es imparable. Para los contrarios a la consulta, la votación alternativa demuestra que a los catalanes les preocupan otras cosas. Pero el 9N traerá cola. Si alguien quiere votar puede hacerlo hasta el día 25. El lunes, 10N, la fila sigue dando la vuelta a la esquina.