Ropa deportiva, botas de montaña y mochila cargada con ropa y muchos kilómetros. Así hacen el camino los peregrinos de verdad, muy diferente a como lo hicieron Angela Merkel y Rajoy, cuyo único peso eran dos intérpretes y un cuerpo de seguridad de más de 500 agentes.

Su distancia: seis kilómetros, desde el Concello de Opino hasta las inmediaciones del aeropuerto. A muy buen ritmo, sí, y en apenas una hora, lo justo para hacerse la foto con el bastón del peregrino. Igual que ellos muchos turistas eligen este tramo para ponerse, aunque sea por un rato, en la piel de un peregrino.

Los gallegos también traen a sus amigos y familiares, es el ‘minicamino’ de Santiago. Lo que nunca es mini es la comida con la que terminan, eso sí está siempre a la altura de los buenos peregrinos.

Pero el esfuerzo, aunque pequeño, está ahí, por eso fueron jaleados, saludados y fotografiados. Que no todos los días se ve a una canciller paseando por Galicia.