"Tengo mucha alegría de poder ver un hueso de mi padre para yo poderme ir tranquila", decía Ascensión Mendieta a Gonzo en una de sus entrevistas para El Intermedio. Y así ha sido. Ascensión Mendieta se convirtió en un símbolo para las víctimas del franquismo al mover cielo y tierra por darle un entierro digno a su padre, Timoteo Mendieta, asesinado en 1939 y enterrado en una fosa común en el cementerio de Guadalajara.
Este martes ha fallecido con 94 años, así lo ha anunciado su nieta Aitana Vargas en redes sociales: "El espíritu de mi abuela Ascensión Mendieta se ha sumado hoy al de su padre Timoteo Mendieta. Pronto descansarán juntos en el final de una travesía que prendió la llama de esperanza en otros españoles que buscan a sus seres queridos."
laSexta siguió muy de cerca la lucha de Ascensión Mendieta. En una de sus primeras entrevistas con Gonzo (El Intermedio), ella aseguraba que cuando empezó la búsqueda de los restos de su padre no había subvenciones del Estado y para buscarlo todo lo hicieron "por su cuenta", con su dinero. De esta forma viajó a Argentina para declarar ante la jueza María Servini de Cubría en Buenos Aires y a raíz de ello, le hicieron una prueba de ADN.
La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) iniciaba así la exhumación en una fosa común del cementerio de Guadalajara, donde hallaron por fin los huesos del padre de Ascensión, asesinado en Guadalajara en 1939. Allí estuvo ella presente y se mostró "muy emocionada" al dar por fin con su padre, aunque lamentaba que "nadie en España haya hecho nada por exhumar los cuerpos". Por esto último decidió seguir con su lucha "hasta que todos los cuerpos sean exhumados porque todos tienen el mismo derecho", confesaba.
78 años después de ser fusilado por el franquismo, Ascensión conseguía un entierro digno para su padre, Timoteo Mendieta: "Tanto tiempo sin verte, padre querido", dijo emocionada al llegar a la tumba de su padre.