La Guardia Civil desplegó este domingo un "control rutinario" en el aeródromo de Ocaña (Toledo) para identificar a los pasajeros de un avión privado que había despegado desde Bélgica, comprobando que en la aeronave viajaban siete personas aficionadas a la caza, según fuentes del Instituto Armado.
En concreto, en el avión viajaban dos pilotos de nacionalidad rusa y francesa y cinco ocupantes, tres varones belgas y dos mujeres de nacionalidad belga y española.
Fuentes del Ministerio del Interior aseguran que este Departamento no activó ninguna alerta especial por este avión y que el despliegue, a 48 horas de la posible investidura de Carles Puigdemont, se enmarcó en las funciones atribuidas a las Fuerzas de Seguridad sobre control de pasajeros aéreos.
Los agentes de la Guardia Civil fueron alertados por la Oficina de Tráfico Aéreo de la llegada de un avión con un pasaje no identificado que había despegado en Bruselas y que sí contaba con la pertinente autorización de vuelo y aterrizaje en Ocaña, municipio situado a unos 65 kilómetros al sur de Madrid.
Los cinco ocupantes resultaron ser aficionados a la caza. Tras ser identificados, la Guardia Civil también llevó a cabo un control de sus armas, comprobando que todo estaba en orden. El vuelo provenía del aeropuerto de Charleroi Bruxelles Sud de Bruselas y aterrizó en Ocaña a las cinco y media de la tarde.
La inspección de este avión se llevó a cabo a menos de 48 horas de la sesión de investidura que se ha fijado para este martes en el Parlament de Cataluña. El Tribunal Constitucional acordó por unanimidad este sábado suspender la sesión de investidura si no se celebra con la asistencia del candidato Carles Puigdemont.
El Pleno del Constitucional exige además que Puigdemont acuda con autorización del magistrado del Tribunal Supremo Pablo Llarena, que es el que mantiene viva la orden de busca y captura que se ejecutará si pisa suelo español.
El Ministerio del Interior ha reforzado el dispositivo policial para evitar la entrada del candidato a la reelección. La Policía Nacional realizó la semana pasada inspecciones en el subsuelo del Parlament y ha reforzado las vigilancias en fronteras aéreas, terrestres y marítimas. El ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, ha reconocido que existe una vigilancia para que Puigdemont "no pueda entrar ni en el maletero de un coche".