La primera persona en llegar al Congreso iba a limpiar, literalmente la cámara Baja. Rajoy aparecía con el propósito de no ser muy duro con Sánchez, pero las buenas intenciones le duraron lo mismo que el espacio vital, medio segundo.

Garzon llegaba tarde, pero a tiempo para presenciar la mayor muestra de amor jamás vista en la cámara. Tanto le gustó a Pablo Iglesias el discurso de su compañero de En Comú Podem, que salió a abrazarlo y besarlo en los labios.

La nueva política deja pasmados a los espectadores de primera fila. Pero Iglesias tiene besos hasta para los que tanto se han asombrado y asegura que "la próxima vez que me lo encuentre le planto dos besos a De Guindos".

Nadie achuchó tanto a Iglesias por su discurso en el que se mofó de la frase tan repetida por Sánchez: "Esto lo podemos poner en marcha la próxima semana". Lo que debió repetir más Iglesias en casa es el refranero español, porque en su discurso se lio con uno. Pero no ha sido el único gazapo.

Pedro Sánchez llamó Rajoy a Pablo Iglesias varias veces, presenciando todo esto estaban la pareja y los padres de Albert Rivera. Otro invitado, Cándido Méndez, es portada en La Razón por estar mirando el móvil durante el discurso de Pedro Sánchez, se excusaba en los pasillos ante la ministra de Trabajo, dice que no estaba distraído, estaba atento por partida doble.