En rueda de prensa, el capitán de la Guardia Civil Carlos Martínez y el director de Operaciones de Salvamento Marítimo, Joaquín Maceiras, han afirmado que los buzos, que hasta ahora no habían podido acceder al pecio por su inestabilidad y sus peligrosos balanceos dentro del agua, podrán entrar "con toda seguridad" tras quedar el barco en una posición "absolutamente estable". Un equipo de treinta buzos de la Guardia Civil y Salvamento Marítimo realizarán dos maniobras simultáneas para entrar por la proa y por la popa para garantizar el acceso de una forma u otra al pecio, que ha quedado anclado en vertical sobre una grieta del fondo marino tras las operaciones de tiro realizadas con un remolcador.
Una operación realizada en la tarde del jueves con una cadena de gran resistencia atada por los buzos al castillo de proa, sobre la que se ha ejercido durante media hora una fuerza de más de cuarenta toneladas desde un remolcador de Salvamento Marítimo, ha permitido comprobar que el pesquero ha quedado estabilizado y ya no se mueve por el efecto de las fuertes corrientes marinas. Los buzos llevaban varios días realizando operaciones de aproximación al Santa Ana, de 35 metros de eslora y unas 300 toneladas de peso, naufragado en la madrugada del pasado lunes tras embarrancar en la isla Erbosa, a media milla de Cabo Peñas y en una zona rocosa de fuertes corrientes donde baten las olas, lo que aumentaba aún más la peligrosidad.
Aprovechando la mejora de las condiciones del mar respecto a días pasados, los buzos lograron este jueves llegar al barco para atar los cabos con los que se ha desplazado el barco hasta que ha quedado fijado sobre una grieta del fondo marino. Los especialistas en actividades subacuáticas incluso han logrado a última hora de la tarde del jueves llegar hasta la puerta de entrada del barco, pero han desistido por la escasez de luz, y este viernes regresarán a primera hora al lugar del naufragio. Entre los buzos que participan en estas labores se encuentran desde los doce integrantes del Equipo de Buceo Técnico Avanzado a Gran Profundidad de los GEAS de la Guardia Civil, grandes expertos en espacios reducidos y de complicado acceso.
Tras el naufragio del pesquero en la madrugada del pasado lunes sólo pudo rescatarse con vida al segundo patrón del barco, Manuel Simal Sande, de 50 años y vecino de la localidad coruñesa de Muros, que abandonó el martes el hospital de San Agustín de Avilés, donde había sido ingresado con hipotermia y múltiples contusiones. En los primeros momentos del operativo de rescate fueron recuperados los cadáveres del primer patrón de la embarcación, el portugués Francisco Gomes Fragateiro, y el del cocinero Manuel Indalecio Mayo Brea, natural de Muros.
Manuel Indalecio Mayo estaba casado y tenía dos hijos, uno de los cuales volvió desde Perú -donde trabaja- para acudir el pasado miércoles al sepelio de su padre en el cementerio de Abelleira, en Muro, donde recibió sepultura tras una multitudinaria ceremonia religiosa, a la que no faltó el único superviviente de la tragedia, Manuel Simal. Siguen desaparecidos los gallegos Manuel María Tajes (mecánico) y Lucas José Mayo Abeijón (marinero); el joven asturiano Marcos del Agua Chacón, alumno en prácticas; el contramaestre portugués Víctor José Farinhas Braga, y los indonesios Suherman (mecánico) y Wasito (marinero).