Desde que en 1982, obtuviera su primer escaño en el Congreso, la vida no le ha tratado mal a Rodrigo de Rato. Con una hoja de servicios intachable, creció a la sombra de Aznar, primero en Alianza Popular y después en el PP.

Ocho años como Ministro de Economía y todopoderoso Vicepresidente del Gobierno, hizo de la lucha contra el fraude una de sus banderas. Para muchos fue el artífice del milagro económico español, pero no fue suficiente para ser ungido como sucesor de Aznar.

Hizo las maletas para convertirse en rey de las finanzas internacionales desde el privilegiado despacho del Fondo Monetario Internacional. Incluso sus críticos le reconocen la habilidad para saltar del barco del FMI antes de hundirse en la crisis económica y salir vivo.

De vuelta a España, siguió su carrera triunfal con lucrativos negocios en el banco de inversiones Lazard. Esa experiencia le serviría para dirigir lo que sería la mayor operación de integración financiera de la historia de España.